3/12/08

Eficacia

Pide un deseo. Le dije, con una pestaña suya entre los dedos. Ya, contestó. ¿Arriba o abajo? Arriba, me dijo, y la pestaña quedó arriba. ¿De cuantos soplidos? Cuatro. Sopla ahora. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Me levanté, entonces, de la mesa y no volví a verla nunca.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Con esto acabas de hacer que se me quite el dolor de cabeza. :D

Yamil dijo...

Nice

Emiliano Álvarez dijo...

jajaja! me gusta.