24/11/08

Brindis de velorio.

De Joaquín Zurtiaga, yo sólo tengo que decir que cuando vio por primera vez un coche, lloró como los balcones de una casa inundada. Algo entre terror y furia. Nosotros no entendimos. Veíamos solamente el brillo cotidiano de esa bestia de metal verde. Supongo que por eso su vida fue tan distinta a la nuestra.

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