17/11/08

Un zapato

Dijo que era virgen y no me importó. Conduje hasta el hotel, pagué, entramos. Me impidió que pidiera champagne. Yo ansiaba acariciar todo su cuerpo. Cuando salí del baño, me pareció poética su imagen en el balcón abierto. La quise abrazar, pero comenzó su ascensión. Sólo alcancé a quedarme con un zapato suyo. Blanco. Lindo. Me carga la chingada. Tengo que aprender a escuchar.

5 comentarios:

Emiliano Álvarez dijo...

Jajajajaja Me encantó!!!

Anónimo dijo...

JA JA JA JA...
WOOOW!
Te salió de lujo!

Unknown dijo...

:D me hizo feliz tu entrada, jajajaja qué bueno que alguien se acordó de las brevesías!

ana rosa dijo...

jajajaja ¡¡ está buenísimo !!

Unknown dijo...

jajajaja